16 abr 2007

Nueva visita a Berlín: cine, música y nieve

Cualquier excusa es buena para acercarse a Berlín, el único problema es elegir una buena. Porque si algo tiene esta ciudad es que día tras día tendría algo interesante que hacer y la mayor parte de ellos tendría incluso que descartar opciones interesantes.
La excusa de este fin de semana es Berlin es visitar el Festival de Cine de Berlín, la Berlinale, y un concierto de los Clap Your Hands Say Yeah. Aunque realmente la única excusa es volver a disfrutar de una ciudad de verdad; la gente, el bullicio, las tiendas, un café, una copa... todos esos pequeños placeres a los que esta sociedad del bienestar nos tiene tan mal acostumbrados.
Lo bueno de no conducir y que te lleven es que puedes permitirte el primer placer: tomar unas cervezas en el coche con Pablín, mientras adelante se vuelven locos intentando encontrar la dirección correcta hacia el hostel. Pero todo placer tiene una contrapartida, puedes encontrarte en un semaforo dándole la tunda a un currante de la Berlinale - Hallo! Wo ist Clint Eastwood ? y 200 metros después tener que hacer una parada de emergencia porque te estás meando. Lo cierto es que te lo pasas como un enano, el problema es que el concierto de los Clap Your Hands Say Yeah ya ha empezado y llegarás tarde en el mejor de los casos. Así que este fin de semana la música se reduce al Fritzclub y a Maria en la Ostbahnhof y al Magnet, ya todo un clásico.
La tarde del sábado estaba marcada con letras de oro, Agelina Jolie cruzaría la alfombra roja para presentar la última película de Robert de Niro, pero la muy impresentable nos dejo tirados después de más de dos horas papando frío a la puerta del teatro. A falta de los morros de la Jolie nos tuvimos que conformar con la presencia de Robert de Niro y Matt Damon, será verdad que el talento se guarda en frascos pequeños porque De Niro es un pequeño gran hombre y Matt no le va muy a la zaga.
Pero si algo ha habido especial en este fin de semana ha sido de disfrutar de una Berlín nevada, el rojo de la Berlinale se fundió con el manto blanco y toda la ciudad parecía distinta. Una ciudad maravillosa que responde a todas las inquietudes y necesidades que puedas tener, sin que tengas que arruinarte para poder satisfacerlas.