
Levantarse una mañana, correr las cortinas y no encontrarse nieve, es cojonudo, incluso veo unos rayitos de sol, quién ha dicho que segundos despertares no son buenos. Hoy es un día especial, hoy hay algo que hacer en Clausthal, hoy se rompe la mono

Después de comer toda la maquinaria se pone en marcha, mucha gente y pocos coches; un problema. Poner de acuerdo a 15 personas es fácil, incluso a 20 o 30; aunque al final siempre pasa lo mismo, alguien que se retrasa, otro que se apunta a última hora, incluso el que 5 minutos antes aún no se ha decidido. Superados todos los problemas ya estamos en camino, vamos en coche con María, destino la montaña del águila. Se trata de una colina de piedra de unos 80 metros coronada por una enorme escultura de un águila, abajo en una pequeña esplanada los puestos de comida y cerveza (eso nunca puede faltar).
El sitio mola, hay ambiente de fiesta, bastante gente y estamos casi todos; pero que frío hac


Ya no hace tanto frío, gran paradoja que el frío pase con frío, formato cerveza, kalimotxo o algún cubatilla. Abandonamos el monte del águila, que ahora en medio de la oscuridad si que acojona un poco, y vamos hasta Bad Grund. Menuda sorpresa aquí hay un ambiente increíble, calles cortadas, música, litros de cerveza y mucha gente. Hay un montón de brujas por todas partes, con sus gorros, sus escobas y sus caras de bruja; aunque muy simpáticas. Hay días en los que vas de decepción en decepción, pero otros de sorpresa en sorpresa; y hoy es un día Isabel Gemio, por

El concierto se ha acabado y sin darnos cuenta todo el mundo ha desaparecido, el frío es definitivamente historia y ha llegado la hora de regresar a Clausthal. Todavía nos queda la típica fiesta de Verbindung clausthaliana.
Son las 6 de la mañana y volvemos para casa, me acuerdo de los sabrosos bocatas de la panadería de Hernán Cortés, mientras procuro no volver a olvidar - sin un duro en mis bolsillos - que el Pfand no es una bebida exótica alemana. Menuda noche más loca.