La mejor forma de empezar un viaje nunca es perder el bus, ni que un compañero de viaje intente escaquearse en el último momento, ni salir de fiesta el día antes. Pero sentado en la parada buscando un poco de sombra, nada me importa; hoy me voy a la Love Parade. Llega otro bus, aparece el escaqueado y ya estamos camino de Hannover para encontrarnos con Gelo.
Tras los saludos y las típicas tonterías cogemos el siguiente tren; ahora ya hemos completado el Wochenende Ticket Group; Gelo, Peter y Lucie - los checos -, Andrei - escaqueaus interruptus - y yo. El DE-Bahn te da la gran oportunidad de viajer por muy poco dinero, muchas horas, mucho calor y varios trenes repletos de lovers.
Cada trasbordo nos acerca más a Berlin y cada tren se parece más a una discoteca, alcohol, drogas, incluso gogos; no falta nada, aunque lo mejor debe estar esperándonos.
Tras una breve parada en el hostel (Odysee Globetrotter Hostel limpio, confortable y barato) y una cervecita en una terraza, estamos listos para conocer la Love Parade. Cuando no se sabe bien un camino y a donde vas no sale en los mapas a veces está bien seguir a la multitud, esa es la única razón de habernos bajado en la parada de Bellevue, y ahora a seguir la música hasta encontrar un buen sitio. es dificil no pararse a contemplar toda la gente rara que hay por todas partes, disfraces de todo tipo, algunos muy elaborados otro sólo llaman la atención por ser sencillitos, un par de tiritas en las tetas y a bailar; original y superponible. Empezamos a cruzarnos con algún trolley, auténticas discotecas andantes; menuda juerga que se traen dentro, nosotros nos limitamos a pegar cuatro brincos al lado, el día será largo y es mejor no pararse bajo la sombra del primer árbol.
Hasta donde me alcanza la vista sólo veo una marea humana, vuelvo la vista atrás y me doy cuenta de que estamos en medio del mar, pero increíblemente no nos ahogamos; puedes bailar, saltar o loquear, hay espacio de sobra y caras sonrientes; no puedes más que dejarte llevar por la marea y disfrutar. Bailando, bailando ya hemos llegado al Siegessäule el epicentro de la Love Parade, donde han situado el set para los dj's, encima de una gran pantalla de leds gigantes. Somos un millón de personas absorvidas por el ambiente, en ningún momento eres consciente de la magnitud de la fiesta. La música sale sin cesar del Siegessäule, Lucca, Tiesto, Villalobos o Paul van Dyk son algunos de los djs que pinchan aunque ahora mismo no sabría decirte cual está sonando. Además las grandes discotecas del mundo tienen su propio camión con su dj, sus gogos, sus chic@s guap@s... cada cinco minutos puedes pasas un rato en una discoteca distinta, el tiempo vuela y esto es una auténtica locura.
Van a ser las once de la noche y necesitamos un trago, por principios Gelo y yo renunciamos al Red Bull lo que nos cierra todas las posibilidades oficiales de beber algo, pero tras mucho negociar dos bellezas holandesas nos cambian cerveza por tabaco y aunque todo lo bueno se acaba quién coño espera que la Love Parade se acabe a las once de la noche. Al principio pienso que se trata de un fallo técnico, la cara de incredulidad de Gelo anima mi teoría, no nos importa que todo el mundo empiece a marcharse; ellos se lo pierden.
Han pasado quince minutos y sigue sin funcionar el sonido, la mitad de la gente se ha ido y ya nos hemos acabado las cervezas. A lo lejos vemos un par de camiones de limpieza, no podemos engañarnos más, esto se ha acabado.
10 ago 2006
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