Cuantas veces hemos oído: "...uno de los mejores carnavales del mundo...". Está claro que el de Xinzo lo es, pero que pasa con el de Colonia.
En Colonia todo está predispuesto para que se monte un fiestón; una de las ciudades con más marcha de Alemania (la propia Colonia), el amor por la cerveza (todos los alemanes), días festivos (resaca en cama no en el trabajo) y El Carnaval. Todo esto hace que se monte una fiesta monumental durante cinco días y prácticamente non stop.
Como todo carnaval que se precie no faltan disfraces, música y alcohol; las proporciones a voluntad del usuario. De la música se encargan los típicos pasacalles, encuentra uno y sigue la fiesta al ritmo de la percusión. Así entre Kalimotxo, cerveza, música y mucha diversión, pierdes la noción del tiempo, lo más parecido a un reloj sería contar las veces que has pasado por delante de la catedral. Cae la noche y el carnaval se enciende con más fuerza. Es el momento de entrar en algún garito y en Colonia la oferta es inabarcable, aunque no muy variada, al menos durante el carnaval.
La primera opción se encuntra a menos de 200 metros de la catedral y es el Früh - Kölsch, al parecer todo un clásico en Colonia. El nombre nos va avisando que la Kölsch- cerveza típica de Colonia - corre por todas las esquinas. Los camareros no paran de servir vasitos de 0.2 litros de birra, como un chupito comparada con la jarra de litro de la Oktoberfest. Deberían hacer un control de alcoholemia a la entrada para evitar pérdidas posteriores.
El Früh es un garito grande, extrañamente grande, está formado por muchas mini salas comunicadas por distintos pasadizos que se cruzan, suben, bajan e incluso algunos no tienen salida. Una vez dentro, el truco está en situar el baño y depués coger siempre el pasadizo de la derecha para encontrar la salida.
Cuando se agota la fiesta en el Früh, una enorme calle flanqueada por bares, pubs y discotecas a ambos lados está esperando, la Kyffhäuserstr. Más alejada del centro, un par de paradas de tranvía, el ambiente nos puede resultar bastante familiar. La calle y los garitos siguen la teoría de los vasos comunicantes, si llueve todos para adentro y sino pues fiestón en la calle. Pero al igual que en el Früh la música es monotemática; los grandes exitos de la música alemana de todos los tiempos, y donde los clásicos alemanes no llegan lo hacen versiones en alemán de los clásicos extranjeros; incluida nuestra Macarena. A pesar de la música el ambiente festivo te envuelve como una ola que no te suelta pero tampoco te llega a romper.
Mención aparte merece el desfile de carnaval, montones de carrozas atraviesan la ciudad durante más de tres horas. Toda la ciudad está en el desfile, unos participan y otros miran. Pero lo realmente grande es que hasta los que mirones son activos, porque durante las más de tres horas que dura el desfile no paran de tirar cosas desde las carrozas, pero no como en España unos caramelitos y listo; golosinas unas pocas pero toneladas de chocolate, blanco, negro, con leche, trufas, galletas, crunch... La dinámica es fácil, coges un buen sitio, esperas hasta que se acerque una carroza, levantas las manos y gritas Olaf!!!! Olaf!!!! (fonéticamente), tiran el chocolate y entonces hay que sacar lo peor de uno mismo y pelear por cada onza; cada tableta sabe a oro. Eso la primera media hora después te das cuenta que con quedarte quieto algo siempre te va a caer y sólo debes luchar por el material especial y más escaso como las galletas o los crunch.
Una dulce carnaval a 3.000 km del mejor carnaval del mundo, o de Xinzo de Limia.
30 may 2007
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