La primera resaca en una ciudad suele ser dura, la emoción de la noche anterior te lleva a darlo todo y más, sin reparar a que un pequeño madrugón te está esperando en pocas horas. Tras el madrugón viene la caminata y mañana todo vuelve a empezar, cambiando horas de sueño y descanso por más kilómetros y cansancio. La experiencia te enseña a no vaciarte y guardar siempre algo, por lo que pueda pasar.
El sábado el carrusel de la ducha empieza a las once de la mañana; con cierto orden y alguna culebrilla, con siete para una sola ducha la fauna salvaje se abre paso. Mención especial para nuestro amigo cholo, que amablemente cedió todo el fin de semana su derecho a ducha a cambio de recordarnos nuestra obligación de limpiar el baño. Al final ni él se ducho ni nosotros limpiamos.
A las doce y media ya estamos en camino, sacrificamos sin saberlo nuestra última opción de bicicleta, nos dirigimos a Christiania. Resulta difícil explicar que es Christiania, la leyenda dice que es un campamento hippy en medio de Copenhagen sin normas, sin leyes; durante el camino dejas volar tu imaginación y antes de llegar sientes el hormigueo de la emoción: Joder esto va a ser como un documental de Woodstock en pequeñin pero en directo - piensas iluso mientras no paras de sonreír. Caminamos durante media hora por la ribera del río, admirando a cada paso los maravillosas construcciones de un plan urbanístico que mira a la ciudad y a su gente sintiéndose orgulloso y no como una puta de lujo que se vende al mayor especulador.
Ya estamos llegando a Christiania, ya me parece oler las flores y escuchar el Magic Bus de los Who. Pero mira que soy tonto a veces, ni flores, ni los Who, ni Woodstock... por cada pseudohippy que me encuentro hay tres maderos, dos colgaos borrachos, una tribú urbana de jóvenes malotes y diez perros. Sólo queda un pequeño rumor en el ambiente de lo que Christiania debió ser, pocas personas auténticas de verdad y mucho aprovechado al que le han dado un lugar donde tajarse poque sí a cualquier hora del día. Son las personas las que crean un lugar dejando parte de su esencia y supongo que las de mi quimérica Christiania deben estar hoy de viaje.
Es hora de comer y empieza la lotería de elegir un sitió, parece que hoy hemos tenido suerte, que buena está la comida de LUNA´s diner y menudas raciones. Saciada el hambre dedicamos la tarde a caminar por el centro, visitar alguna tienda y admirar desde un banco los monumentos de Copenhagen; uno, dos ,tres, quince... tardas muy poco en perder la cuenta.
Algunos decidimos alejarnos del centro para ver si hay vida más allá del maravilloso centro. Coño ese tío lleva una pistola, me giro y veo a tres policías desarmando a un vagabundo borracho, pero como somos muy duros no nos dejamos impresionar y seguimos camino más alla del río. La ciudad aunque no tan fashion sigue manteniendo su estilo, edificios pequeños, muchas zonas verdes e infinitos carriles para bicis.
Volvemos al centro para reagruparnos, caminando cansados hacia el hostel piensas en esa maravillosa ducha y en que nos deparará esta noche. Pero a estas alturas todos sabemos que da igual todo lo que uno se imagine al final la noche siempre te sorprende y sino no es tu caso.... hazte un favor, deja de salir.
20 abr 2006
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2 comentarios:
moi, un abrazo!
he dado una mirada rapida a tu blog y me ha gustado. la foto 'naranja' esta muy buena! aun no he leido el texto...
te comento el resto cuando nos volvamos a ver, tal vez hoy mismo si se hace el churrasco...
me despido con una frase genial que dijo el cantante de los dandy warhols al cerrar el concierto al que fui con heiko en munich:
'they look good but they don't have weed'
...es muy importante tener en cuenta estos 'detalles'...
"admirando a cada paso los maravillosas construcciones de un plan urbanístico que mira a la ciudad y a su gente sintiéndose orgulloso y no como una puta de lujo que se vende al mayor especulador"
Qe coño es esto!!! Como tengas unas gafas de pasta, lo tuyo, ya no va tener solución.
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