Existen los flechazos y también el amor que surge con el tiempo, Helsinki es de las segundas; una ciudad que te va enamorando poco a poco y aun cuando estás lejos de ella sigues recordando todos los pequeños detalles que la hacen inolvidable.
No es una ciudad muy grande, unos 600.000 habitantes, pero menos un clima caluroso tiene todo lo que uno necesite para ser feliz; es acogedora aun con frío, llena de luz incluso durante las noches de invierno y los fineses no les importa regalar una sonrisa de vez en cuando, lo que en el norte de Europa no suele ser muy habitual. Helsinki es una ciudad práctica, todo está al servicio de sus gentes para hacer el día a día más cómodo, en unas condiciones climáticas que en algunas ocasiones pueden llegar a ser bastante adversas. Pero en medio de toda esta practicidad Helsinki no sacrifica su belleza, así en cada esquina puedes encontrar algo que llame realmente tu atención.
Helsinki es una ciudad no muy antigua, su centro histórico data de mediados del siglo XIX y fue construido bajo el modelo neoclásico de la ciudad de San Petesburgo, destacan la maravillosa catedral de Uspenski y la catedral de Helsinki situada en la plaza del senado y probablemente el símbolo de la ciudad. Aparte de las dos catedrales, cada una de una confesión, el triángulo espiritual se cierra con la iglesia de Temppeliaukio; construida en un enorme bloque de piedra resulta realmente curiosa y en ella se puede disfrutar de grandes conciertos o de grandes ensayos de conciertos -suena igual y es gratis-.
Desde los juegos olímpico de Helsinki de 1952 otro de los iconos de la ciudad es la torre olímpica, junto al estadio tiene unas vistas increíbles de la ciudad y se sube en ascensor, lo que siempre se agradece. El transporte público, especialmente el tranvía, es rápido, con mucha frecuencia y sobre todo con calefacción central; así que antes de que el frío pueda hacer mella un viajecito en tranvía recupera la vitalidad y te lleva a otra punto interesante, ya sea un museo, un centro comercial, una tienda o una cafetería con un maravilloso chocolate caliente esperando. Cualquier opción es posible ssólo hay que saber elegir la parada.
Otra parada también es el puerto, en él atracan a diario cientos de barcos entre ellos numerosos ferrys que comunican las capitales del Báltico, grandes centros lúdicos flotantes.
Helsinki es una ciudad 10 quizás no tenga el mejor clima pero tiene todo lo demás; espero conocer la cara templada de Helsinki la de verano cuando se pueda pasear sin que el aire te corte la cara, cuando los días son casi eternos y se pueda disfrutar de todo el potencial de la ciudad.
Resulta increíble que en el año más caluroso de la historia nuestro viaje por el Báltico haya coincidido con los días más fríos del año, y aun así parece que hemos disfrutado de días calurosos en el otoño de Helsinki -Cómo será el frío?-.
31 ene 2007
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